martes, 17 de enero de 2012

Cambiar el nombre a los niños adoptados

¿Os habéis preguntado sobre los efectos o secuelas que puede ocasionar al niño o niña que adoptéis el  cambiarle el nombre original?

Algunas familias lo tienen claro, se lo cambiarán, para que no se sientan extraños aquí….. porque su nombre es muy raro…… o es muy difícil de pronunciar…..  o sencillamente porque habían ya pensado en un nombre para su primer hijo……

Piensan que no les va a traumatizar, que conocen a otros niños adoptados con nombres “normales” y que los niños están tan felices.

Si nos lo permitís, desde Aipame os sugerimos que mantengáis el nombre original de los niños, las decisiones que tomemos sobre nuestros hijos tienen sus efectos aunque no sean inmediatas.

Un niño adoptado tiene una historia que empezó antes de nosotros conocerlo y justo en el momento de la adopción se junta con la nuestra y partir de entonces será una historia conjunta. El nombre del niño viene con su identidad, se reconoce en el y su entorno lo llama por su nombre o diminutivo.

Un niño de 9 meses e incluso antes, ya se reconoce en su nombre. ¿Creéis que se va a sentir extraño solo por su nombre? 

¿No podremos aprender a pronunciar su nombre?, ¿No seremos capaces de aprendernos y conocer para repetir unas cuantas letras?  Con la cantidad de nombres extraños y raros de futbolistas, cantantes y famosos extranjeros en general que conocemos y pronunciamos sin problemas…… Sin embargo al niño si le pediremos que acepte los muchísimos  cambios, ¿el si tiene que poder?

Su nombre es lo único que traerá de Rusia. Mas adelante querrá entender su historia y darle un sentido. La identidad es lo que nos distingue a unos y a otros, así como los rasgos particulares y especiales de nuestra historia. Cuanto más conozcamos nuestro pasado y nos afirmemos en nuestra identidad, mas fuertes seremos emocionalmente. Es una razón suficientemente importante para mantener el nombre.

Lo que podemos hacer es castellanizarlo o añadirle otro nombre, pero dejando siempre en su documentación, el original.

Empezaremos así a respetar la historia de nuestro hijo, manteniendo su nombre.

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